sábado, 9 de julio de 2011

dos cuerpos, dos mentes, un camino (IV -último).



Un camino…
Un camino de tropezar los años de minutos compartidos.
Donde los niños dejaron de serlo. Lo comunicó sin permiso otro niño: “¿Oiga, tiene usted hora?”. Y el “tú” se fue. Se marchó para no volver y a cambio los recuerdos alcanzaros su mayoría de edad. Recuerdos de acumular de años.
La casa desvestida ya prepara su celebración. Pronto lucirá de plata.
Los árboles se han vuelto unos estirados. Las chismosas se mudaron al ático para no cobijar furtivos. Mas no se lo tenemos en cuenta, los miramos siempre con ojos de niño.
Un camino largo siempre demasiado corto. Áspero en ocasiones. Plagado de ramas secas que trastabillan nuestro andar. Sembrado de mentiras ajenas de intenciones turbias; pero, son Viagra de eunuco. Nosotros seguimos asfaltando nuestro camino.
Ha habido penas, alegrías, y más penas. Por momentos el camino se bifurcó. Hubo amarguras y también felicidad. Risas, llanto, esperanza y decepción. Sufrimiento y pasión. Instantes de parar el mundo, y de sentir la agonía de no poder detenerlo. Paz, amor, dicha, ilusión. Compartir de almohada y lágrimas que afloran al llegar nuestros frutos.
Quisiera ser poeta, plasmar lo que siento con palabras; pero no lo soy, éstas me faltan.
El camino, la vida, es la que es. Podemos aprender de lo ocurrido; aunque no nos gusten algunas cosas.
Lo único que sé con total certeza es que lo volvería a andar.
Cambiaría detalles y borraría experiencias si pudiera; pero, no concibo huellar mi vida con otra compañía.
Mi niña dulce. Mi niña de sonrojados ojos y mirar sincero. De besos de algodón. De caricias de viento. De estremecida piel. Convertida en toda una mujer.
El camino tiene curvas. No dejan ver más allá. Pero sólo contigo lo quiero andar.





Tu comentario siempre es bienvenido.


No hay comentarios: