martes, 5 de julio de 2011

INSTANTES CAÍDOS



A Antonio le cuelgan dos velas. Fernando lleva otra vez las rodillas peladas. Casi se me ha pasado el susto llevado ayer por la amenaza del matón de clase: “A la salida te espero”. Le tocó a otro.
Pepe, rebusca entre las piedras, otro alacrán con el que jugar. Mal pelo le correrá al bicho si lo encuentra. Tiene por costumbre rodearlos con fuego. El animal, acorralado, presa del pánico, acaba siempre por clavarse su aguijón en la cabeza, observado por el corro que formamos.
Somos crueles, sí. Somos críos, sí.
En cuanto, el desdichado, deja de patalear, se acaba la “gracia”, y a otra cosa.
No hay horarios. Despreocupados, nos olvidamos hasta de la hora de merendar; pero, un grito se oye de fondo: “¡Antonioooo!”.
Todos quedamos como galgos en muestra.
No hace falta más…
Hoy bocata de chorizo en casa de Antonio.


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