martes, 5 de julio de 2011

INSTANTES CAÍDOS



            Me das un caramelo con tus blancas manos, manchadas por la edad.
No levanto dos palmos del suelo. Alzo la vista, y no tienes rostro.
Abuelo…
Has pasado a ser recuerdos prestados, de historias oídas y nunca olvidadas.
Viven conmigo y, de vez en cuando, salen de un rinconcito de mi memoria, donde duermen, para hacerme sonreír.
Fuerzo mi mente.
Casi te tengo.
Recorro tus piernas sin fin, tu cintura, tu pecho caído y ya aparece el cuello.
Más al llegar a tu cara te pierdo de nuevo.
Abuelo…


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