jueves, 7 de julio de 2011

TENGO



Tengo de todo, nada me falta.
Tengo mi saquito de paja como almohada, un suelo que me abraza, la nana que me dedican cada noche mis tripas, y el gritar de mi espalda al despertarse por las mañanas.
Tengo el recuerdo de la cara ensangrentada de mi padre rebotando en el piso. El machetazo le recorrió el cuello de parte a parte. “Son cosas que pasan”, escupió el soldado cuando alguien le informó de que no era la persona buscada.
Tengo el olor en mis manos. Olor de la tierra que usé para enterrarlo. Mi madre me indicaba con gestos desde lejos, desde el camastro, dónde tenía que cavar.
Para ella no hubo machete. La arrastraron por los pelos hasta el maíz. Gritos, llanto…silencio. La devolvieron al rato con el habla y su andar rotos. No ha vuelto a hacer ninguna de las dos cosas.
Desde entonces, tengo el recuerdo de mi padre. Tengo el sol de verano que acaricia mi pelo, que araña mi piel cada medio día mientras trabajo los campos.
Tengo el recuerdo de la escuela que ya no veré por dentro. En mi cabeza todavía juego con mis amigos mientras clavo el azadón. Tengo más nanas que antes, nocturnas y diurnas. Tengo lágrimas con que lavarme mis pies descalzos. Tengo un canario que no canta. Una madre que no habla, que no anda…que no sueña. Tengo mi choza repleta de indiferencia, de olvido…
Tengo todo, nada me falta. Tengo mil preguntas…y tengo tu callada.


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